
La revolución Constituyente de 1859 tuvo un objetivo principal, obtener autonomía regional y dejar la dependencia absoluta que ejercía el nivel central agudizada por el gobierno de Manuel Montt.
La insurrección había sido demostrada con diversas manifestaciones de los políticos en el parlamento.
El 1º de junio, el presidente Manuel Montt leía su discurso de apertura en el Congreso y los encendidos discursos de don Tomás y Ángel Gallo Goyenechea y Manuel Antonio Matta, provocaron un desorden generalizado, ya que los problemas suscitados por la falta de libertades, la pobreza y la escasa visión del poder político afectaban a todo el país.
Los acontecimientos ocurridos posteriormente se vislumbraban ya en 1858, don Pedro León Gallo presentó una moción de censura al intendente por los castigos corporales a tres periodistas copiapinos. Don Pedro es censurado por decreto ministerial y destituido de su cargo.

En Copiapó, la efervescencia por exigir cambios está latente y el 5 de enero de 1859 las ideas se llevan a la práctica y los revolucionarios dirigidos por Pedro Pablo Zapata, asaltan el cuartel de policía reduciendo al personal, el mismo día otro grupo dirigido por Ramón Arancibia se toma la cárcel. Esto obliga al intendente Silva Chávez a huir y se refugia en Huasco.
Los vecinos de Copiapó proclaman el 6 de enero a don Pedro León Gallo intendente de Copiapó. En menos de cuatro meses se organiza un ejército que moviliza a 1600 hombres incluyendo a los zuavos de Chañarcillo, los instruye, acuñan una moneda, cuentan con una bandera propia confeccionada por doña Candelaria Goyenechea, se unen a ellos los habitantes del Huasco, derrotan al ejército gobiernista en la batalla de Los Loros, y liberan a La Serena.
Ese golpe asestado a un gobierno centralista que oponía la fuerza a la razón y el oscurantismo a la luz de las ideas de un pueblo, estremeció sus cimientos y se prepararon para aplastar a los insurgentes.
Fue así que el gobierno mandó a los hombres más preparados en su ejército, abrumador en número, para derrotar a los atacameños, serenenses y coquimbanos que se unieron a dar la lucha en la batalla de Cerro Grande, donde fueron derrotados.
Si reflexionamos al respecto, esa derrota a los ojos del pueblo chileno fue un triunfo y la revolución se alza como un monumento gigantesco del regionalismo por la defensa de las libertades públicas y del ordenamiento de las instituciones en un marco político descentralizado.

Cuanta razón tenía este revolucionario que fue don Pedro Pablo Zapata, la revolución provocó un cambio en la vida política de los chilenos, no obstante el mérito se debe también al apoyo de aquellas mujeres como Candelaria Goyenechea de La Sierra, madre de don Pedro León Gallo, quien puso su fortuna al servicio de la revolución, fue la que confeccionó la bandera, a Teresa Guevara, cantinera del ejército revolucionario, en Vallenar doña Antonia Vallejo hermana del escritor José Joaquín Vallejo B.(Jotabeche) bordó una hermosa bandera con flecos y bordados en oro para la legión Huasquina, en la Serena también existieron mujeres que apoyaron a los soldados.

En general la mujer fue siempre incondicional a los hombres que lucharon por sus ideales de libertad, justicia y equidad, si no los acompañaron, se quedaron en el hogar cuidando sus hijos, haciendo uniformes, ayudando a reconstruir todo lo que se pierde en una revolución.
Recordar estos hechos nos insta a construir la identidad regional a unificarnos en la diversidad, y a reconocer nuestra memoria histórica.
Nélida Baros Fritis, Presienta de la Sociedad Patrimonial Pedro León Gallo Goyenechea.-

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