LAS MONEDAS DE PEDRO LEÓN GALLO.

LAS MONEDAS OBSIDIONALES Y DE NECESIDAD DE LA REVOLUCIÓN CONSTITUYENTE DE COPIAPÓ O LAS LLAMADAS DE PEDRO LEON GALLO DE 1859







INTRODUCCION

Anselmo CaravantesLas circunstancias económicas vividas en 1859 por la ciudad de Copiapó con la "Revolución Constituyente", guerra civil que sufrió Chile al alzarse en armas la provincia de Atacama contra el Gobierno del presidente don Manuel Montt Torres, determinó la acuñación de monedas locales con plata del mineral de Chañarcillo ya que al cortarse toda comunicación con la capital se produjo una gran escasez de monedas oficiales. Las que circulaban eran las de oro que por su alto valor era imposible hacer las pequeñas transacciones, lo que impuso la creación de una moneda divisionaria menor, estableciéndose para ello, por decreto, dos cuños de pesos y de medios pesos, y acuñándose un total de 400 mil monedas. Estas monedas eran de buena ley y peso, y su circulación reactivo el comercio y dio poder y prestigio a la revolución.
No es efectivo entonces como hace referencia Prosper Mailliet en el "Supplement, Catalogue Descriptif Des Monnaies Obsidionales et de Nécessité", tomo II, Pág. 90, que las citadas monedas fueron acuñadas durante la Guerra de la Independencia.
El Gobierno por su parte quedó sin su fuente principal de suministro para la fabricación de su numerario, "el metal de plata del mineral de Chañarcillo", produciéndose en el resto del país una aguda escasez de circulante y para paliar dicho déficit casi sextuplicó la cantidad de monedas de oro de más alto valor que eran las de $10 oro.
La suspensión de los envíos del metal de plata de Chañarcillo, produjo a su vez en la capital una gran escasez de numerario y unas de las primeras medidas tomadas con respecto al circulante de plata fue una reducción drástica de la acuñación en la Casa de Moneda de las monedas divisionarias menores de cincuenta centavos y el aumento de las mayores, pero al ir agotándose en 1859 el stock de este metal, en los años 1860 y 1861 no se acuñaron monedas de "un peso" y sólo se realizó en 1860 una pequeña partida de 20.000 unidades de cincuenta centavos, manteniendo sus características, pero no así en las monedas divisionarias menores de veinte centavos, diez centavos (un décimo) y cinco centavos (medio décimo) que en esos años se acuñaron con una devaluación, al reducirse su peso en un 8%, pero manteniendo la ley de fino de la plata en 900 milésimas.

CHAÑARCILLO

El mineral de Chañarcillo es el centro pendular de la famosa revolución llamada popularmente de "los Matta y los Gallo" de Copiapó, apellidos unidos familiarmente y vinculados a las grandes riquezas de Chile y por muchos años uno de los más sólidos fundamentos de la riqueza de este República. Esas grandes fortunas amasadas al son de los metales de plata de Chañarcillo, que en los primeros diez años de explotación "ha producido más de doce millones de pesos", llevaron a sus dueños a ser tan poderosos como hasta el punto de costear una guerra para respaldar sus ideales políticos de justicia y libertad.
Es así como este movimiento radical que contaba con el apoyo de otros puntos del país, hizo su asonada el día 5 de enero de 1859 a las 22:30 Hrs., movimiento que tenía por finalidad derrocar al Gobierno del presidente Montt. Clanes familiares que anteriormente, en 1851, lo habían respaldado en su elección a la primera magistratura y a los cuales unían lazos de parentesco a través de su esposa, le retiraron su apoyo debido fundamentalmente al alza de los impuestos en las exportaciones de los metales de cobre, plata y oro; el concepto unánime que el Gobierno se había convertido en una dictadura acallando cualquier brote opositor (en Copiapó había disuelto el "Club Constituyente" ordenando apresar a sus componentes) y que en sus postrimerías deseaba imponer a todo trance su continuidad con don Antonio Varas, como sucesor; y finalmente la muerte en 1858 del nortino don José Joaquín Vallejo "JOTABECHE", encarnizado defensor del presidente Montt.
En la noche de ese mismo día don Pedro León Gallo Goyenechea es designado por la junta revolucionaria y una asamblea del pueblo como Intendente de Atacama y a las 6 de la mañana proclamado por el pueblo de Copiapó reunido con delirante entusiasmo al son de acordes marciales, y con la beneplácita aprobación del municipio. A las 12 Hrs., se supo que Chañarcillo se había levantado también.

El levantamiento "Constituyente" que debía estallar en varios puntos del país no fue generalizado, y Copiapó debió asumir el costo total de la revolución en el Norte, reclutando y dando preparación a las tropas. En esta acción los mineros estuvieron prestos, con la aprobación de sus patrones que eran opositores al Gobierno.
El Intendente Gallo Goyenechea, que a la sazón tenía 28 años, es designado máximo jefe de las fuerzas revolucionarias del Norte, con el grado de General. Imbuido de los más nobles principios y demostrando un temple admirable de valor y estrategia militar en un civil, estaba dotado además de una gran belleza espiritual y física.
El caudillo personalmente dirigió los preparativos de sus huestes, desarrollando una notable actividad organizadora para su equipamiento, adiestramiento y dotación de armamentos y técnicas modernas.
Un cabecilla de destacada y multifacética actuación fue la del ingeniero don Anselmo Carabantes, quien tuvo que verse abocado no sólo a las actividades administrativas de la revolución, sino que a la ingeniería militar. En la Maestranza del Ferrocarril de Caldera, inventó y fabricó dos máquinas infernales, explosivas, para volar puentes de la línea férrea, y unos carros blindados, los primeros en el mundo en ser usados en conflictos bélicos (elementos de guerra usados posteriormente por los ingleses en la India y Africa).
En Copiapó fundió quince piezas mayores de artillería. Estos cañones de bronce tenían grabado sobre relieve "Fundición de Alejo Molina; Marzo (el día de su fundición) de 1859), en la boca "Constituyente", en los muñones el distintivo "Copiapó y en cascabel el número de la pieza. Diez cañones resultaron perfectos y cinco defectuosos.

EL FINANCIAMIENTO DE LA REVOLUCION

Los dineros habidos en las arcas municipales y tesorerías como los de la influyente y poderosa Junta de Minería, fueron puestos a disposición del movimiento revolucionario para financiar la guerra.
El caudillo contaba además con la inmensa fortuna de su familia Gallo Goyenechea que sin reserva fue puesta a su disposición, aplicando gran parte de ella en esta aventura revolucionaria, y no permitiendo ninguna contribución de los ciudadanos nortinos.
Como el metal de plata se usaba en esa época fundamentalmente para la fabricación de monedas por el sistema bimetálico imperante (oro, plata) y en objetos de arte, los constituyentes tenían un factor importante a su favor: "Chañarcillo". La materia prima estaba, y como el circulante de monedas oficiales de la República escaseaba y las compras de armas, municiones, cañones y fusiles en los barcos extranjeros surto en la bahía de Caldera, y los pertrechos en el extranjero, debían pagarse con monedas de plata de buena ley y además abastecer los requerimientos del comercio para su normal funcionamiento, fue que se determinó la acuñación de monedas, cosa urgente y necesaria para disponer de dinero, dando lugar a las "Monedas Constituyentes" de Copiapó.

LAS MONEDAS

Estas monedas históricamente llamadas "Constituyentes", pero que en el ámbito numismático lo son con el nombre de las monedas de "Pedro León Gallo" o más parcamente las "Gallo", fueron fabricadas a instancias de éste, quien contribuyó con 1.000 marcos de plata en barras de su peculio para hacer el experimento y con el sustancial aporte de su madre Doña Candelaria Goyenechea viuda de Gallo, dueña de la principal y más rica mina llamada "Descubridora" del mineral de Chañarcillo quien dispuso para este fin la existencia total de las barras de plata que mantenía en sus bodegas de Copiapó.
Sólo un hombre con los conocimientos científicos y técnicos suficientes como los demostrados y desplegados por el Coronel de Ingenieros don Alselmo Carabantes, podrían hacer factible semejante proyecto. Así fue como se le comisionó el estudio, solución y la ejecución del proyecto de la fabricación de las monedas.
La comisión era difícil ya que no había nada preparado con este objeto. Era preciso ante todo buscar cilindros en que estirar la plata después de reducida a pequeños lingotes, luego cortarla en piezas de tamaño uniforme de manera que todos tuvieran igual peso y por fin sellarla y limpiarla.

CASA DE MONEDA DE COPIAPO

Bajo la dirección del ingeniero chileno don Anselmo Carabantes la eventual Casa de Moneda se constituyó en el viejo taller de herrería o la casi abandonada fundición perteneciente al ciudadano argentino don Alejo Molina, quien antiguamente había fundido y fabricado cañones. Ella estaba ubicada frente a la plaza de armas de Copiapó en su acera sur y ahí Carabantes fundió cañones y fabricó armas para el Ejército Constituyente.
A su nuevo fin se pertrechó de las herramientas e implementos para la amonedación y enroló al personal para tan delicada labor. Para ello llamó a dos mecánicos norteamericanos de apellido Brower, los hermanos Archivald, y Joseph, y otro de la misma nacionalidad, don Juan Melitón van Buren y a un antiguo joyero y relojero francés, como eventual grabador o abridor de cuños.
La maquinaria de la fundición estaba compuesta por hornos y fraguas y un ventilador que era movido por un motor a vapor, todos reacondicionados por Carabantes para la fundición de los cañones y para sellar plata.
El relojero francés prestó y después vendió la única máquina que poseía en su taller para laminar metal, formada por cilindros prensadores para estirar oro y plata, que aunque pequeña, sirvió largamente. Se formaron los pequeños lingotes a martillo y se pasaron enseguida por los cilindros y en una máquina para remachar planchas de fierro se cortaron los cospeles; el estampado de las monedas con el sello de la Municipalidad (Escudo Nacional) era hecho a golpes de martillo en yunques y bigornias, y por último decapadas en una disolución de ácidos que las limpiaba dejándolas bruñidas.
Es así, como fueron saliendo a los tres días de recibida la orden las esperadas monedas, símbolos de movimiento. Las primeras doce pruebas fueron presentadas al General Gallo en el campamento de Pichincha; eran los pesos y medios pesos Constituyentes como se les llamó. Los pesos tenían un peso de 22,572 gramos de ley de fino de 990 milésimos, igual a la cantidad de fino que contenían los "Pesos Montt" de 25 gramos con ley de 900 milésimos; los medios pesos se hicieron de la mitad del peso.
"Eran ambos, dos tejos redondos, con un cordón al borde i una estrella por el reverso, i el título 1 Peso por el anverso". Esta descripción no se ajusta a las que conocemos hoy, tal vez hubo algunas modificaciones y también algunas imprecisiones en su descripción. No se sabe el total exacto de monedas acuñadas, pero si sabemos por los antecedentes obtenidos que fueron alrededor de 400 mil y además corroborado por la gran cantidad de plata disponible. Se toma como relación el dato siguiente y la proporción entre los dos valores de las monedas, cual es que en un lapso de 70 días que duró la emisión, esta fue de 400 mil piezas: 390 mil del valor de "Un Peso" y 10 mil de "Cincuenta Centavos". Esto da una clara idea de que el valor acuñado fue de $ 395.000.
Por lo tanto, es falso lo que cita Charles Hillman, autor del libro "Old Timers in Chile", Pág. 219, que estas monedas hubiesen sido selladas en una fundición del norteamericano Archivald Brower y que el total ascendió a ciento cincuenta mil pesos.
La Casa de Moneda a cargo del ingeniero Carabantes hacía sellar no sólo para el ejército, sino también para el público. Todo particular podía encargar monedas, previo ensayo del metal y cancelando el 6% de comisión para los operarios monederos norteamericanos. En la fabricación de moneda revolucionaria se sellaron alrededor de 400 mil monedas, siendo 300 mil de particulares y 100 mil para pagar el ejército. (El cambio internacional en 1859 era de 45 5/8 peniques por peso ($)).
Estas eran según el "Cuadro Histórico de la Administración Montt", de 1861, Pág. 175 de: "Igual peso, pero con mejor lei todavía que la moneda legal de Chile". Por lo que es muy probable que estas monedas en su mayor parte hayan terminado en alguna fundición para rebajar su rica ley.

EL DESENLACE DE LA REVOLUCION Y LOS VALES O BILLETES CONSTITUYENTES

Después del triunfo de las armas Constituyentes en la batalla de "Los Loros", el 14 de marzo de 1859, el Ejército Libertador del Norte entra aclamado a la ciudad de La Serena, preparándose los días siguientes para una gran batalla. En su permanencia en La Serena, el General Pedro León Gallo hizo emitir a nombre del Ejército Constituyente vales o billetes con el respaldo de su peculio
El escenario del nuevo campo de batalla en que se enfrentarían por segunda vez ambos ejércitos sería, a las faldas de "Cerro Grande" en las inmediaciones de La Serena. El día 29 de abril y después de cinco horas de intenso combate, las tropas del Gobierno compuestas de sus mejores tropas huían en desorden; en ese supremo instante de la contienda y en que se estaba decidiendo el triunfo de las armas constituyentes, sucedió que inesperadamente amenguaron ostensiblemente sus fuegos en su línea central. Este hecho decisivo fue aprovechado por el mando gubernamental para reforzar en ese punto el ataque de sus tropas, tornando una inminente derrota en un triunfo aplastante. El General Gallo debió pagar con la derrota total su único error, que fue el no haber ordenado una carga a la boyoneta cuando el adversario estaba en huida. Pero los acontecimientos estaban marcados con una sórdida acción: la "alta traición" cometida por el Coronel Savador Urrutia, quien fabricó balas rellenas con tierra, café y sellos de correos en vez de pólvora, encontrándosele en su cinturón "treinta i ocho onzas de oro sellado". La intriga se cierne sobre naves de guerra de potencias extranjeras, cuyo personal tenía libre tránsito a La Serena.
Este militar anteriormente había traicionado al Gobierno pasándose a la revolución, siendo posteriormente fusilado en Copiapó por el propio Gobierno.
Con la derrota Constituyente se retiran al exilio los principales jefes y el ejército retorna a Atacama disolviéndose. La revolución Liberal no fue estéril porque fue justa y necesaria, y fruto de ella fue la libertad, donde se afianzaron las garantías individuales y las instituciones civiles tuvieron desde entonces un carácter permanente, dentro de un marco cada vez más democrático, afianzado con la sangre de sus soldados ciudadanos el código fundamental de los derechos y libertades del hombre y de los pueblos, como las libertades públicas de reunión y de emisión de pensamiento, y las fiscalizaciones parlamentarias.
En reemplazo de las anteriores autoridades en la Intendencia de Atacama fue nombrado don Ambrosio Olivos y uno de sus primeros decretos fue la prohibición total de la circulación de los "Pesos Constituyentes" y en donde se señalaba expresamente un plazo de 15 días, para que las Casas que han sellado o emitido estas monedas las reciban de sus tenedores y las retiren de la circulación; los que no acaten esta disposición se les aplicará una multa de $50, por desobediencia y por el delito de "falsificadores de moneda". Rápidamente las monedas constituyentes fueron convertidas en barras de plata, los pocos que escaparon se conservan en la actualidad en Museos y colecciones particulares.
De este modo Copiapó y Caldera se sometieron no sin antes haber enviado 1.712 soldados a los campos de batalla y de haber hecho circular 390 mil pesos y 10 mil en medios pesos "Las Monedas Constituyentes" y de emitir vales o billetes en La Serena.

DESCRIPCION DE LAS MONEDAS

Por decreto se estableció esta acuñación que debería troquelar dos valores de "un" y de "medio" pesos, iguales en metal, peso y ley de fino que las oficiales del Gobierno de Montt, debiendo además contener en su anverso el Escudo Nacional y por el reverso la denominación de su valor. Es decir, ser de metal de plata y pesar: 25 gramos, las de Un Peso y 12,5 gramos las de Cincuenta Centavos y su ley de fino de 900 milésimas.
Por diversas razones que no conocemos, pero que debemos deducir por las circunstancias técnicas vividas por los improvisados amonedadores, se acuñaron de la siguiente forma:

1.- UN PESO
Es un cospel que lleva punzonado por un solo lado dos señas o sellos independientes entre sí.
Una consideración que no se cumplió fue que tuviesen anverso y reverso, según lo expresado anteriormente, pero que por razones técnicas comprensibles no se ejecutó, pues al ser acuñadas a golpes de martillo una impresión borraba la de la otra cara y por tal razón, como solución, se acuñaron unifaz, es decir ambos punzones se sellaron en un solo lado del cospel, trabajo fácil de realizar por el reducido tamaño de éstos.

a. Primer Punzón o Anverso.
Tiene un tosco Escudo Nacional en el centro del campo con una desproporcionada estrella plana de cinco puntas, en su parte central pero que adolece de una grave anomalía: esta estrella está invertida con respecto al escudo o muy probablemente lo sea el escudo con respecto a la estrella, ya que el escudo es bastante similar en sus extremos lo que refleja la urgencia, falta de experiencia y desconocimiento de los principios de la heráldica.

b. Segundo Punzón o Reverso.
Contiene el valor de la moneda abreviado con las iniciales "I. P." (Un Peso), sellados en la base del campo o exergo, produciéndose según su posición dos tipos: 1) Quedando estas iniciales en posición correcta con respecto al escudo y con la estrella invertida. 2)

En posición correcta con la estrella, quedando el escudo invertido.



Metal: plata de 0,990 de fino.
Módulo: 36 m/m.
Peso: 21,0342 a 23,7 gramos.

2.- CINCUENTA CENTAVOS.

Es un cospel que lleva punzonado por un solo lado dos señas o sellos independientes.
Con respecto a esta moneda se deduce claramente que fue acuñada con posterioridad al peso, es decir su cuño fue confeccionado corrigiendo las anomalías producidas en la primera moneda, como es la posición invertida de la estrella con respecto al escudo, aunque se mantuvo la elaboración de dos cuños o punzones con el escudo de Chile (anverso) y el valor (reverso), por lo tanto unifaz pero de una acuñación más uniforme.
a. Primer Punzón.
El Escudo Nacional y en su centro una estrella diamantada de cinco puntas.
b. Segundo Punzón.
En el exergo el valor de la moneda expresado: "50. C" (50 Centavos).
Metal: plata de 0,990 de fino.
Módulo: 29 a 30 m/m.
Peso: 10,2 gramos.
Nota: Ambos tipos de monedas no tienen cordoncillo ni gráfila y se omitió el año de su acuñación como así mismo es irregular el estampado de los punzones debido a los golpes de martillo.

VARIEDADES

Algunas de las variedades encontradas en estas monedas son las siguientes:
Un Peso. Las iniciales del valor las hay tanto ".1.P" como ".I.P" ubicadas en la parte inferior del escudo, indistintamente (no hay un orden establecido), por lo que puede quedar invertida tanto la estrella o el escudo si tomamos como su exergo y base estas iniciales, como correctamente está dispuesto en las de cincuenta centavos.
Cincuenta Centavos. No hay grandes variedades en este tipo de moneda.

FALSIFICACIONES

Un Peso.

Hemos encontrado ejemplares de un peso con irregularidades sustanciales que permiten catalogarlas como falsas. Es muy probable que estas hayan sido falsificaciones de época como también de tiempos posteriores para los numismáticos, por lo fácil de su elaboración y bajo costo. Se nos ha facilitado un curioso ejemplar falso de época acuñado en bronce y enchapado en plata, con una gráfila circular.
Cincuenta Centavos.
Una notable falsificación de época hemos logrado encontrar en una antigua colección que perteneció al destacado numismático chileno don Juan Eyzaguirre Escobar. Esta moneda, catalogada por muchos antiguos y connotados numismáticos, como auténtica sin discusión, resultó, ante un análisis de peritaje, absolutamente falsa, no por su iconografía sino por la composición de su metal, resultando ser de hierro dulce, con una capa o enchape de muy rica ley de plata. Por ser esta pieza de una muy antigua colección podríamos suponer que es una falsificación de época, confeccionada muy probablemente en el mismo Copiapó, por ser idéntica a las auténticas, que algunos aprovechándose del poco control por la guerra las hayan confeccionado. En todo caso ignoramos absolutamente su origen, pero debió elaborarse en un lugar con una alta tecnología. Por consiguiente de este tipo monedas como de las de Un Peso se encuentran idénticas falsificaciones.

BIBLIOGRAFIA

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