LA BATALLA DE CERRO GRANDE

El triunfo de los Loros abrió varias interrogantes.

¿Sería conveniente preparar una ofensiva hacia Aconcagua en vista de derrocar al gobierno? o ¿Lo más prudente sería esperar una campaña de éste contra Coquimbo?, ¿Sería posible reunir nuevos recursos, armas y hombres?

Para los centralistas, el éxito del la revolución en el norte era un grave problema que amenazaba a todo el país, y por esa razón el gobierno estuvo dispuesto a iniciar una campaña con fuerzas poderosas.

A la cabeza de los gobiernistas estaba Juan Vidaurre Leal, por su parte nuestro prócer dirigía las tropas constituyentes.

Tongoy, fue señalado como base de las operaciones centralistas, y allí prepararon a las tropas. El comandante centralista, Vidaurre Leal comprendió que tenía que marchar en busca de los constituyentes y dispuso el desembarco de la infantería, y de la caballería y les ordenó seguir por tierra.

Desde aquel punto, las fuerzas del gobierno avanzaron ordenadamente hasta Pan de azúcar, a la altura de Coquimbo. Luego avanzaron hasta quedar a altura de choque, cerca de Cerro Grande.

En esas circunstancias Pedro León Gallo, lanzó una proclama a sus hombres:

Alerta, soldados de la república:

Los defensores de la tiranía están a vuestras puertas y la hora de la prueba está cercana; no tenéis por qué temerles, pues son los mismos que ya vencisteis en la memorable jornada del 14 de marzo; nada nos importa el número, que no se triunfa con los brazos sino con el corazón; y Dios, protector de la justicia que enardece al vuestro, enflaquece el de los enemigos.

Al emprender la campaña jurasteis ante el altar de la patria vencer o morir; espero que no daréis lugar a que se os tache de perjuros y cobardes. Más vale expirar combatiendo con gloria en defensa de los santos derechos del pueblo, que conservar una vida manchada y esclava; vosotros que aceptasteis esa gloriosa misión serenos y decididos, y que habéis sufrido por ella toda clase de sacrificios, no la abandonaréis en el momento supremo en que la suerte de la patria esta encomendada en vuestros bríos y fortaleza.

Soldados de la libertad: la victoria es vuestra. El sacrificio de vuestras vidas lo reclama la ventura de Chile, que hoy está esclavizado; no la economicéis en el combate y los aplausos de los buenos os seguirán más allá de la muerte.

¡Feliz quien muere por defender la felicidad de su suelo!

El genio del mal que manda desde la moneda nos ha declarado la guerra de exterminio: enseñémosle con la moderación en el triunfo la distancia que existe entre el soldado del pueblo y un tirano y la distancia que hay entre el que muere gritando libertad y bendiciendo a sus verdugos, del que muere rabioso y acosado por atroces remordimientos.

¡Soldados: no hay más que elegir: o victoria o muerte!

Al amanecer del 29 de abril de 1859, los dos ejércitos se encontraban frente a frente.

Las tropas constituyentes se desplegaron teniendo a su izquierda el Cerro Grande y se extendieron hasta el sector llamado la pampa o camino a Peñuelas.

Las tropas revolucionarias se encontraban favorecidas por algunas pircas situadas al frente, que dificultaron el avance de las tropas gobiernistas, las que quedaron reducidas a un bloquete en las pircas, y que no tuvieron un terreno amplio donde desplegarse. En vista de la favorable situación la fusilería revolucionaria causó estragos en las filas rivales y hubo un momento en que una carga dirigida por Gallo y algunos de los oficiales superiores pareció constituir el triunfo.

Pero no fue así, ya que Vidaurre Leal dispuso un refuerzo en el área y con tropas de reserva ordenó atacar en el centro.

Detenidos los constituyentes en su izquierda, sintieron la escasez de municiones de artillería y luego de fusiles en su ala derecha, aprovechandose de la situación las tropas gobiernistas embistieron con firmeza y aseguraron el triunfo.

La traición tuvo su parte en la derrota de Cerro Grande. El oficial Salvador Urrutia, que se había hecho sospechoso desde las primeras acciones en Copiapó, estando al mando del batallón número 1 de Atacama, no entró en la lucha y abandonó su puesto. Se tuvo noticia además que los cartuchos de fusil que había hecho fabricar, en lugar de pólvora contenían café molido y tierra, lo que inutilizó los fusiles de los revolucionarios.

Sin embargo el Judas, pagó su traición con la vida más adelante al ser fusilado en Copiapó por el bando gobiernista.

La lucha había sido heroica por ambos lados y había durado cinco horas.


Extracto, Pedro León Gallo, Minería y política




Magnífico estandarte,
Purísima bandera,
Celeste mensajera,
Del triunfo liberal!

Justicia es tu baluarte,
Tu galardón la gloria,
La redención tu historia,
y unión y libertad!”.






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Prohibido el centralismo



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