EL NACIMIENTO DE UN HÉROE

He aquí la arrogante figura de un héroe arrancado a la historia romana en su siglo de oro.

Su hogar fue una severa cátedra de probidad y heroísmo.

Su madre educó su corazón, lo disciplinó en ejercicios de bondad y fortaleza, poniéndolo así a cubierto de flaquezas.

Su padre corrió con la enseñanza del espíritu, con sabias manos de modelador de hombres, de forjador de héroes.

Varonil y todo, tenia siempre un claro prestigio romántico, un afán, una fatal propensión al sacrificio, que era un poderoso factor de atracción, de simpatía.

Mujeres y hombres eran arrastrados en pos de la ruta del caudillo de la libertad, porque como un Cristo tocado de divina exaltación, el mismo se daba en vida a sus segundos.

Vivió en una total ofrenda de si mismo, en regalo de sus más ricas energías a los hombres puros, a las instituciones sacras de la república. Su idolatría republicana era impoluta. Nadie jamás pudo ponerle a su gigante sentimiento de patria una sola tacha de claudicación o de ingratitud, y esta blancura de espíritu le concitó las iras de los que llevaban cieno por dentro.

Dícese del romano marco bruto que reprendía los vicios ajenos con la propia virtud, así ocurría con don Pedro León.

Don Pedro Leon Gallo Goyenechea: fue ejemplo cálido de pureza de ideales y avergonzaba a los tránsfugas y relapsos políticos con su fidelidad republicana constitucional de brillante arquetipo.

Y no podía ser de otra manera, puesto que el ínclito caudillo nació en Copiapó. Eso era ya un título de nobleza espiritual, un campo de prístina hidalguía en su escudo familiar.

En verdad, el 12 de febrero de 1830, doña Candelaria Goyenechea de Gallo dio a luz un hermoso niño que colmó de alegrías el hogar.

En la pila bautismal recibió los nombres de Pedro León, todo un símbolo rico en sugerencias de diversa suerte.
Ese Pedro, que entraña la idea de piedra angular, cimiento perdurable, es el príncipe de los apóstoles.

Y ese León que asocia en sus afinidades los conceptos de fuerza, nobleza y abnegación, en lugar de purgar con el bíblico Pedro, lo completa y define.

Apostol León pujante, fríamente sereno en el minuto culminante, y siempre educado con el modelo de si mismo, fue un espejo de virtudes cívicas.

Eso y mucho mas iba a ser 20 años después el recién nacido.


Extracto; Atacama de Plata.







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