SOBRE PASCUALAMA Y EL RÍO HUASCO








(lo que nos quiere hace creer el Dios dinero).

En el mes de febrero regresando de un viaje a las Torres del Paine, donde concurrí a visitar esos parajes de mi país, antes del incendio, y muy especialmente un par de glaciares. En el avión, leí un artículo en el diario La Tercera del cual después no había visto comentarios, salvo en El Mercurio de hoy 23 de marzo de 2005, más no he visto la fuerte reacción que se merecía tan osada noticia, ni de parte de la comunidad, ni de los ecologistas, ni de los comentaristas que regularmente alzan su voz en estos casos.
El artículo en comento decía que una empresa minera, desarrolla un proyecto minero en la alta cordillera del Vallenar, en el sur de la III Región, y que está gestionando (lobby incluido) el traslado de todo un glaciar para llevarlo a otro lugar y adosarlo a otro glaciar cercano de mayor tamaño. El motivo de tal sorprendente y riesgoso traslado, según la información, es penoso, y consiste en que ese glaciar milenario incomoda la explotación minera proyectada. En el lugar efectivamente hay un gran proyecto minero de una conocida empresa minera de capitales extranjeros.
Será pequeño el glaciar, pero muy antiguo e importante, por lo que la noticia no dejó de sorprenderme, más aún porque las razones esgrimidas suenan como a "culebra hedionda" lo que no dejó de molestarme.

Pobre glaciar que te haz negado a morir, que por miles de años nos haz surtido del vital elemento, el desmedido ánimo de lucro te quiere derrotar.

Es lamentable, pero al parecer nada debe sorprender a estas alturas en que “el billete” es el que manda. Todo se puede vender, o conseguir con dinero, y con lobby. Si quien es dueño de una simple casa que es monumento nacional, no puede hacer lo que quiere con ella, ni menos destruirla, no se explica como puede permitirse siquiera que se plantee con todo desparpajo que es conveniente destruir un glaciar milenario que es un verdadero patrimonio nacional y de la humanidad.
Mover todo un glaciar de un lado a otro no es algo posible. En verdad se trata de destruir para siempre un glaciar milenario, pues aún cuando se pudiere trasladar todo su hielo a otro glaciar, no resiste análisis que aquel glaciar desde donde se sacó todo el hielo, desaparece. Es cosa de lógica, donde había dos glaciares queda solo uno.
En aras del dios dinero, y del ilimitado lucro, se quiere poner en riesgo la ecología de un determinado lugar, más aún si se trata de una zona del país donde el agua es muy escasa y vital. Cabe preguntarse si en Europa semejante osadía sería permitida. La Corema, y autoridades deben vigilar esta proposición peligrosa y descabellada.
Las empresas en casos de explotaciones mineras, siempre presentan un estudio de impacto ambiental e incluso un plan de cierre y abandono, y cualquiera que haya leído los que hasta ahora son presentados, se da cuenta que son casi copias unos de otros y simples declaraciones de buenas intenciones en el sentido de que al final el ambiente supuestamente quedará limpio y mejor que antes, sin tomar ni siquiera los seguros económicos necesarios, aunque en verdad ni los seguros económicos ameritan poner en grave riesgo el desarrollo sostenible a que todas las generaciones tienen derecho. En la triste realidad lo que hasta ahora se ha visto como legado es abundante contaminación, hoyos, y daños muchas veces irreparables.
No basta el argumento de la cesantía de un determinado periodo para justificar la destrucción de un glacial de miles de años. Esta generación no tiene derecho a hipotecar la suerte de las generaciones futuras del sector de Vallenar. El asunto es muy preocupante y digno de ser estudiado con la mayor detención, porque con glaciares no se debe jugar ni experimentar.

Atte, Julio Morales Daviu. Copiapó




No olvidemos lo que paso en el humedal del río Cruces, en el que se presento Estudio de impacto ambiental, sin embargo el desastre fue descomunal e irreparable.




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