Senadores y Diputados
Representantes de Chile.
Pte.
TPI- TRATADO DE ROMA
1.- Las sanciones de USA por firmar el TPI (Tratado de Roma) ascienden a tan solo $US 10.000.000 de dólares al año dicen ahora con toda soltura algunos en la TV. Diez millones en 10 años son 100 y en 30 aunque resulte de perogrullo son 300. ¿Qué no haríamos nosotros en esta postergada y gloriosa Tercera Región de Atacama con esos 100 millones en 10 años o con 300 en 30 años? Por ahora tenemos hospital a medias, carreteras que dan vergüenza (es asunto de mirar al salir de La Serena al norte), y escuelas y colegios de pésima categoría.
Es fácil malgastar la plata ajena, son millones que no se los han ganado los que quieren dilapidarlos.
Tampoco se sabe a cuanto podría elevarse esa cifra en caso de conflagración bélica, lo que no es un escenario a descartar totalmente, menos aún si pensamos que actualmente anda suelto una suerte de “reyecito” (de reciente pasado golpista) y verdadero dictador, bueno para comprar armas, que tiene indisimuladas ansias hegemónicas, y está permanentemente revolviéndola, provocando y enemistando hermanos.
Queremos el TPI sí, pero que no nos apuremos a riesgo de sanciones que a otros países sus gobernantes les han evitado. Si hay medios para evitar esas sanciones, entonces se deben utilizar.
Además, debemos asegurarnos que las figuras delictivas tan importantes como lo son los de genocidio y los crímenes de lesa humanidad estén claramente tipificados y explicitados de un modo que no persistan las interpretaciones que respecto de ellos hemos visto sostener por los juristas dependiendo de sus inclinaciones ideológicas.
2.- Tampoco queremos que se deje lugar para que los mencionados delitos puedan ser entendidos de manera diversa dependiendo de la impronta ideológica de quien los analiza.
Si no es así, que espere ese TPI, que muy bueno será, pero no al punto que valga la pena instituir delitos que no tienen una acepción única por quienes ratifican el Tratado, ni que se tire nuestro dinero por quienes no se lo han ganado con el sudor de su propia frente.
3.- Con mayor razón ahora vale meditarlo muy bien, cuando el parlamento europeo sin siquiera conversarlo con nuestras autoridades, ha dictado una ignominiosa norma que permite fácilmente expulsar indocumentados, y privarlos de libertad por más de una año, sin respeto de de la dignidad y derechos de esas personas, lo que los retrata como países abusivos y no confiables. Peor aún, si consideramos que desde hace algún tiempo en uno de esos países cuyo nombre comienza con E se ha estado brindando un trato indigno y vejatorio a hermanos chilenos que allá llegan, y que no tienen antecedente negativo alguno, y sin embargo han tenido que sufrir la peor pesadilla a manos de obscuros ignorantes e ineptos funcionarios de esa nación, quienes tratan de imponerles todo tipo de requisitos que rayan en la imbecilidad, sin que en ese país que hoy se autoproclama campeón de los derechos humanos de los pueblos originarios de América, nadie levante la voz para poner término a ese atropello ignominioso. Es el mismo país que en un pasado cercano cometió en contra de nuestra población de Latinoamérica los peores atropellos, saqueos, violaciones y el más atroz y auténtico e indiscutible genocidio que conozca la historia reciente.
Ahora han vuelto a la carga los europeos, tratando de conquistar votos duros de nuestro país, con invitaciones y sospechosas lisonjas. Esperamos que nuestras autoridades hagan honor a nuestros grandes antepasados, y no se dejen seducir por un cruel y abominable plato de lentejas, pues en la vida no todo es el mercado, el oro no es lo más importante, nuestra dignidad está por encima de todo eso.
Atte. María Pardo
1.- Las sanciones de USA por firmar el TPI (Tratado de Roma) ascienden a tan solo $US 10.000.000 de dólares al año dicen ahora con toda soltura algunos en la TV. Diez millones en 10 años son 100 y en 30 aunque resulte de perogrullo son 300. ¿Qué no haríamos nosotros en esta postergada y gloriosa Tercera Región de Atacama con esos 100 millones en 10 años o con 300 en 30 años? Por ahora tenemos hospital a medias, carreteras que dan vergüenza (es asunto de mirar al salir de La Serena al norte), y escuelas y colegios de pésima categoría.
Es fácil malgastar la plata ajena, son millones que no se los han ganado los que quieren dilapidarlos.
Tampoco se sabe a cuanto podría elevarse esa cifra en caso de conflagración bélica, lo que no es un escenario a descartar totalmente, menos aún si pensamos que actualmente anda suelto una suerte de “reyecito” (de reciente pasado golpista) y verdadero dictador, bueno para comprar armas, que tiene indisimuladas ansias hegemónicas, y está permanentemente revolviéndola, provocando y enemistando hermanos.
Queremos el TPI sí, pero que no nos apuremos a riesgo de sanciones que a otros países sus gobernantes les han evitado. Si hay medios para evitar esas sanciones, entonces se deben utilizar.
Además, debemos asegurarnos que las figuras delictivas tan importantes como lo son los de genocidio y los crímenes de lesa humanidad estén claramente tipificados y explicitados de un modo que no persistan las interpretaciones que respecto de ellos hemos visto sostener por los juristas dependiendo de sus inclinaciones ideológicas.
2.- Tampoco queremos que se deje lugar para que los mencionados delitos puedan ser entendidos de manera diversa dependiendo de la impronta ideológica de quien los analiza.
Si no es así, que espere ese TPI, que muy bueno será, pero no al punto que valga la pena instituir delitos que no tienen una acepción única por quienes ratifican el Tratado, ni que se tire nuestro dinero por quienes no se lo han ganado con el sudor de su propia frente.
3.- Con mayor razón ahora vale meditarlo muy bien, cuando el parlamento europeo sin siquiera conversarlo con nuestras autoridades, ha dictado una ignominiosa norma que permite fácilmente expulsar indocumentados, y privarlos de libertad por más de una año, sin respeto de de la dignidad y derechos de esas personas, lo que los retrata como países abusivos y no confiables. Peor aún, si consideramos que desde hace algún tiempo en uno de esos países cuyo nombre comienza con E se ha estado brindando un trato indigno y vejatorio a hermanos chilenos que allá llegan, y que no tienen antecedente negativo alguno, y sin embargo han tenido que sufrir la peor pesadilla a manos de obscuros ignorantes e ineptos funcionarios de esa nación, quienes tratan de imponerles todo tipo de requisitos que rayan en la imbecilidad, sin que en ese país que hoy se autoproclama campeón de los derechos humanos de los pueblos originarios de América, nadie levante la voz para poner término a ese atropello ignominioso. Es el mismo país que en un pasado cercano cometió en contra de nuestra población de Latinoamérica los peores atropellos, saqueos, violaciones y el más atroz y auténtico e indiscutible genocidio que conozca la historia reciente.
Ahora han vuelto a la carga los europeos, tratando de conquistar votos duros de nuestro país, con invitaciones y sospechosas lisonjas. Esperamos que nuestras autoridades hagan honor a nuestros grandes antepasados, y no se dejen seducir por un cruel y abominable plato de lentejas, pues en la vida no todo es el mercado, el oro no es lo más importante, nuestra dignidad está por encima de todo eso.
Atte. María Pardo
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